- Desde el nacimiento hasta los 7 años
Ahora bien, si superaba la primera prueba de su vida recibía un lote de tierra y se autorizaba a su familia para que lo criara. Desde entonces su destino estaba trazado: si había nacido varón no podía ser otra cosa más que soldado.
Sus padres ponían especial énfasis en liberarlos de los terrores de la infancia. Debían ser valientes desde que eran capaces de andar por sí mismos y demostrar que no tenían miedo a la oscuridad, que la soledad del bosque no les infundía temor y se les prevenía contra las supersticiones: el destino lo forjaban ellos, no otros. La voz de los dioses podía escucharse, pero el fuerte debía demostrar su fortaleza especialmente cuando estaba sólo. Estos valores eran infundidos a los niños por sus NODRIZAS, una de las instituciones más apreciadas de la vieja Esparta. Era también costumbre bañarlos con vino, pues existía la creencia (así lo afirma el mismo Aristóteles) de que provocaba convulsiones, haciendo que las naturalezas enfermizas sucumbieran enseguida y robusteciendo, en cambio, las sanas. Las nodrizas espartanas llegaron a gozar de fama en algunas regiones de Grecia.
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